Skip to content

TRABAJO PRÁCTICO 4 DE MENDIGO A PRÍNCIPE

UNA ESCALERA REAL
NOMBRE: Elías Gigena ENTREGADO: 6 de Junio 2025

Las personas que han sido amputadas comúnmente experimentan algo llamado dolor “fantasma”,
donde su sistema nervioso y su cerebro interpretan erróneamente que ciertas señales físicas están
siendo enviadas por una extremidad que ya no está adherida al cuerpo. Los recuerdos de tu pasado
pecaminoso pueden ser como esos dolores fantasmas, solo que es un poco más complicado porque en
tu conversión no solo perdiste una parte de ti; literalmente moriste y resucitaste de entre los muertos.
Así es como Pablo describe lo que nos pasó en la conversión:
Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como
Cristo resucitó, también nosotros llevemos una vida nueva. En efecto, si hemos estado unidos
con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Nuestra
vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder,
de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda
liberado del pecado. (Romanos 6:4-7)
Debemos entrenar nuestro cerebro para pensar y recordar esa nueva realidad. Hay verdades con
las que todos necesitamos interactuar regularmente para que la realidad de nuestra conversión se
establezca en nuestro pensamiento y se manifieste en nuestro comportamiento.
Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que
vengan tiempos de descanso de parte del Señor. (Hechos 3:19)
«Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades.» (hebreos 10:17)
Si nuestro pecado ha sido borrado y olvidado por Dios, ¿qué debemos hacer con nuestros
recuerdos? ¿Cómo revisamos nuestro pasado a través de la sangre de Jesús y no fuera de ella?
“Tenemos la elección de ponernos de acuerdo con una realidad espiritual, (una es celestial y otra es
infernal) que se manifestará en nuestras vidas. ¿Cuál vas a elegir?
“… olvidando lo que queda atrás …” (Filipenses 3:13-14) –
“Alaba alma mía al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. “(Salmos 103:2-3, 10-12)
Al igual que Pablo, debemos olvidar el pasado, pero debemos recordar los beneficios del Señor, en
particular el hecho de que Él ha perdonado todos nuestros pecados. Recordá, aquello en lo que nos
enfocamos se convierte en nuestra realidad. Para olvidar nuestro pecado con éxito, debemos llenar
nuestras mentes con la realidad de que somos perdonados.

  1. Toma un momento para recordar y enlistar alguno de los beneficios de Dios en tu vida. Los beneficios de Dios que has experimentado en tu vida siempre están integrados en los testimonios: l lo que Dios ha hecho en ti y por ti. Estos testimonios son tu verdadera historia.

  2. ✅ Su amor inagotable, que me ha sostenido aun en los momentos más oscuros.
  3. ✅ La restauración de mi corazón cuando pasé por procesos difíciles.
  4. ✅ Su provisión sobrenatural en momentos de escasez.
  5. ✅ El regalo de mi familia: mi esposa, mis hijas, que son un testimonio de su bondad.
  6. ✅ La oportunidad de servir en la iglesia y ver vidas transformadas.
  7. ✅ Su paz en medio de la ansiedad y las tormentas emocionales.
  8. ✅ La sanidad física que he experimentado en mi cuerpo.
  9. ✅ El perdón que me liberó de una carga que me perseguía durante años.

    2.Describe una situación en tu vida donde Dios ha cambiado tu historia a través de Su perdón. ¿Cómo Dios convirtió algo despreciable en algo hermoso?

    Hubo una etapa en mi vida donde cargaba con una profunda culpa por decisiones equivocadas que había tomado en mi juventud. Por más que buscaba avanzar, sentía ese “dolor fantasma” que me recordaba constantemente mi pasado. Fue en un retiro, durante un tiempo de oración muy profundo, que el Espíritu Santo me mostró con tanta claridad que la sangre de Jesús había borrado por completo esos registros.
    Lo que antes me avergonzaba, hoy es testimonio de Su gracia. Lo que antes era una marca de fracaso, hoy es una cicatriz que brilla como el cristal, como decía el capítulo. ¡Dios convirtió lo despreciable en algo hermoso! Hoy uso esa experiencia para ministrar a otros que luchan con culpa.

ESCUELA CULTURA SOBRENATURAL

CONSIDERAR
La renovación de la mente comienza con nuestra nueva identidad obtenida en la cruz y nuestros
pensamientos deben apoyar esa realidad. El apóstol Pablo enfatizó esto en su carta a la iglesia en Roma,
diciendo: “De igual manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en
Cristo Jesús.” (Romanos 6:11)
El primer paso para establecer un acuerdo con Dios es tener en cuenta la evidencia y llegar a la
siguiente conclusión: estoy muerto al pecado y vivo para Dios. Y según Pablo, la evidencia que
debemos tener en cuenta no es nuestro comportamiento individual sino lo que hizo Jesús en la cruz.

  1. La sangre de Jesús expió por completo el pecado (ver Romanos 3:25). ¿Qué significa esto?

    Significa que el pecado fue totalmente pagado. No hay deuda pendiente. La sangre de Jesús no solo cubrió, sino que quitó el pecado. Es como si nunca hubiera existido ante los ojos de Dios. El acto de la cruz cambió nuestra historia para siempre.
  2. ¿Qué significa que somos justificados ante Dios y recibimos la justicia? (Ver Romanos 3:22.24)

    Significa que ante Dios somos declarados justos, no por nuestras obras, sino por la fe en Jesús. Es un cambio legal y espiritual: pasamos de ser culpables a ser inocentes, y además somos vestidos con Su propia justicia. ¡Hoy somos hijos amados, no esclavos del pecado!
  3. Cuando fuimos bautizados en Cristo, fuimos bautizados en su muerte. Debido a que morimos,
    estamos libres del pecado (ver Romanos 6: 3,7). ¿Qué quiere decir esto?

    Quiere decir que cuando nos unimos a Cristo por medio del bautismo, nuestra vieja naturaleza, dominada por el pecado, quedó sepultada con Él.

  4. a- ¿Qué verdades bíblicas sobre tu identidad en Cristo has afirmado en tu mente?
    b- ¿Cómo creer estas verdades transformó tu vida y te llevó a experimentar poder sobrenatural?

    a) He afirmado:
    ✅ Soy hijo de Dios.✅ Soy nueva criatura.✅ Estoy sentado en lugares celestiales con Cristo.✅ He sido perdonado completamente.✅ Soy heredero de Sus promesas.

    b) Al creer esto, he podido caminar con mayor autoridad espiritual, orar con mayor fe y liberar palabras proféticas sin temor. También me ha dado una confianza sobrenatural en medio de situaciones imposibles.
  5. a) ¿Qué sucede cuando nos atascamos en la primera verdad “he pecado” y nunca pasamos a la verdad superior?
    a) Si quedamos atrapados en “he pecado”, seguimos viviendo como esclavos de la culpa. Nos autoboicoteamos y no nos atrevemos a caminar en nuestra nueva identidad.

    b- ¿Qué tipo de realidad y poder sobrenatural desata esa verdad en nuestras vidas?
    b) Cuando abrazamos la verdad de que somos perdonados y justos, desatamos una vida de libertad, poder y gozo. La fe crece, el Espíritu fluye más libremente, y empezamos a vivir como verdaderos hijos del Rey, no como mendigos del reino.

  6. La idea de que se nos ha dado permiso para vivir como si nunca hubiéramos pecado también se
    expresó en el Capítulo 3 del libro “Del mendigo a Príncipe”: “El perdón restaura el estándar” (Vallotton,
    46). a- ¿Cómo piensas que es vivir como si nunca hubieras pecado?

    Es vivir con la libertad, la inocencia y la comunión que un hijo amado tiene con su Padre, sin temor ni culpa. Es caminar en la identidad de justos delante de Dios.

    b- ¿Cuál es el estándar que ha sido restaurado en nuestras vidas?
    El estándar restaurado es el de ser hijos santos y sin culpa, como fuimos creados originalmente, con plena relación e intimidad con Dios.

  7. ¿Por qué vivir en la libertad del perdón inmerecido nos hace humildes? ¿Cuáles son algunas cosas quepueden estar impidiéndote vivir en esa libertad y responsabilidad?

    Vivir en la libertad del perdón inmerecido nos hace humildes porque nos recuerda que no es por mérito propio, sino por la gracia de Dios. Nos mantiene agradecidos y dependientes de Su amor.
    Lo que puede impedirme vivir en esa libertad son la culpa persistente, el perfeccionismo, el orgullo y creer que debo ganarme el amor de Dios con mis obras.

¿CÓMO VIVIREMOS ENTONCES?
Pablo no nos dice que estar muertos al pecado y ser libres del pecado no significa que no podamos
pecar. Precisamente porque somos libres, tenemos una opción. Al principio, no parece realista que Dios
nos confiara a nosotros, ex esclavos que no tienen idea de cómo manejar la libertad, ese nivel de
libertad. Pero ahí es donde nuestro conocimiento de lo que hizo la Cruz y la gracia que hemos recibido a
través de ella necesita expandirse. La sangre no solo cubrió nuestros errores pasados; cubrió todos
nuestros momentos de tropiezo mientras aprendíamos a vivir como hijos e hijas libres. Así que hay dos
cosas que debemos hacer cuando tropezamos.
Lo primero que debemos hacer es confesar nuestro pecado. (1 Juan 1:8-10; 2:1-2) La persona que
se ocupó profesionalmente del pecado es nuestro abogado personal. Nadie sabe cómo lidiar mejor con
el pecado, y Él está totalmente comprometido a limpiarnos cada vez que caemos. Nunca habrá un
punto en Él que se rinda con nosotros.

  1. a- ¿Qué tan rápido corres hacia Jesús cuando cometes un error?
    b- ¿Confesar tu pecado te resulta
    difícil o fácil?
    c- ¿Cuál crees que es la actitud de Dios hacia ti cuando cometes un error?

    a) Cada vez más rápido. Antes me costaba, hoy corro a Sus brazos porque sé que allí hay restauración.
    b) Hoy me resulta mucho más fácil, entendí que el confesárselo es abrirle la puerta al médico que me quiere sanar.
    c) Su actitud es la de un Padre que me ama, que me dice: “Vamos de nuevo, hijo. Yo te levanto”. Nunca me rechaza, me espera con ternura y con un abrazo más grande que mi error.

ESCUELA CULTURA SOBRENATURAL

La segunda cosa que debemos hacer, después de confesar nuestro pecado, es recordar en quiénes
nos estamos convirtiendo en dios. Hemos sido “predestinados para ser conformados a la imagen de su
hijo” (Romanos 8:29). Dios no va a dejar de refinarnos y desarrollarnos hasta que seamos hijos e hijas
maduros que reflejen perfectamente la naturaleza de Jesucristo. Y lo más importante que nos une a
nuestro futuro en Dios son sus promesas.

CONCLUSIÓN
Toma un tiempo para hablar con el Espíritu Santo y pedile que te hable sobre las promesas de Dios
para tu vida. Es posible que desees pasar tiempo revisando palabras proféticas o promesas de las
Escrituras que te han declarado en el pasado y preguntarle al Señor cómo quiere guiarte hacia su
cumplimiento. Apóyate en su voz: ¡Él siempre está expresando sus pensamientos sobre vos y todos son
buenos!